Compartimos las emotivas palabras de Matías Prieto, alumno egresado de nuestro colegio:
Alfredo Hermida era mi profesor de computación.
A los 15 años yo estaba todo el día con la computadora. Me resultaba fácil su clase, hasta quizás un poco aburrida.
En el primer trimestre me desaprobó, aún habiendo aprobado todos los trabajos y exámenes.
A los 15 años yo estaba todo el día con la computadora. Me resultaba fácil su clase, hasta quizás un poco aburrida.
En el primer trimestre me desaprobó, aún habiendo aprobado todos los trabajos y exámenes.
Me puso un 6.
Indignado le conté a mis viejos.
Indignada fue mi vieja a hablar con el. ¿Usted sabe quién es mi hijo?- preguntó mi vieja.
Indignada fue mi vieja a hablar con el. ¿Usted sabe quién es mi hijo?- preguntó mi vieja.
Su hijo es un soberbio- contestó
Se la pasa hablado y sobrando la clase.
Se la pasa hablado y sobrando la clase.
Los siguientes dos trimestres me senté adelante.
Lo escuché todas las clases.
Después de un tiempo entendí que el no estaba enseñando informática.
Lo escuché todas las clases.
Después de un tiempo entendí que el no estaba enseñando informática.
Aprendí que aprendizaje no tiene notas ni exámenes.
Aprendí a ser respetuoso.
Aprendí a darme cuenta que se mucho menos de lo que pienso que sé.
Aprendí que el ego y la soberbia nos crean una traba frente al aprendizaje.
Aprendí que el ego y la soberbia nos crean una traba frente al aprendizaje.
Y todo eso lo aprendí en computación.
Gracias Alfredo Hermida, a veces los que nos enseñan son también profesores.
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