Meditar es enfocar la atención en algo concreto, ya sea un pensamiento, un objeto, la propia conciencia, el propio cuerpo, nuestros pensamientos…
Practicar la meditación con niños implica realizar multitud de actividades en las que los niños están enfocando su atención en su respiración, en algo que están viendo, en algo que están haciendo… con el objeto de, en primer lugar, calmar la mente.
Meditar con niños es observar cómo cae la nieve de una bola de nieve; es dar un paseo observando lo que hay a nuestro alrededor; es mirar fijamente una hoguera; es contar respiraciones mientras contamos piedritas.
¿Para qué les sirve a los niños meditar?
Dice el Dalai Lama, que si le enseñáramos meditación a cada niño de ocho años, eliminaríamos la violencia en una sola generación. Sólo por esta razón merecería la pena intentarlo. Pero, ¿por qué es tan potente la meditación?
- Calma: El primer e inmediato efecto de la meditación en los niños es calmarse, tranquilizarse. Los niños, como los adultos, cuando están calmados, es cuando pueden enfocar su atención en lo que sea que vaya a ocurrir.
- Mayor concentración: De manera que una vez que se llega a la calma, el siguiente paso es el enfoque de la atención en aquello que deseo. Esto puede ser: gestionar una emoción, hacer un ejercicio, atender a una explicación, ver una película, jugar con mamá y papá, planificar una acción, comprender a un amigo que tiene un problema, decir que no a algo que puede ser peligroso.
Efectivamente, la meditación ayuda a 'estirar' el músculo de la atención, y de este modo uno es más consciente de lo que ocurre dentro y fuera de uno mismo; de lo que desea, y de lo que no desea. De lo que siente y de lo que no siente. Y de lo que desean, sienten o hacen los otros.
Hacer click en la imagen
0 comentarios:
Publicar un comentario